La Politica de Base.

En la actualidad, y tras la salida a la luz de los papeles de Bárcenas, la política española vive, por culpa de la corrupción, uno de los momentos más delicados desde la restauración de la democracia: caso «Gürtel», ERE’s de Andalucía, caso «Pallarós», cuentas en Suiza de Jordi Pujol, Urdangarín, … En definitiva, casos de corrupción que han supuesto un tremendo desgaste para la política, y que han hecho popular el lema de “todos los políticos roban”.

Mucha gente busca la raíz del problema de la corrupción, y en este punto, muchas veces nos alejamos en nuestro diagnóstico de un elemento clave, y ése es el constante alejamiento que han sufrido los partidos de sus bases, algo que no sólo ha alejado a los partidos de la ciudadanía y de sus reivindicaciones, sino que ha convertido los partidos en cotos vedados para aquellas personas que con mayor pleitesía rinden culto al líder, impidiendo así la entrada de aire fresco y nuevas ideas.

Por eso se hace más necesario que nunca recuperar la política de base, es decir, abrir los partidos a aquellas personas con una verdadera vocación de servicio público, que entiendan la política como un mecanismo para servir a la sociedad, y no como un negocio con el que aumentar su patrimonio.

Para ello, la política, que durante los últimos años ha vivido en una burbuja, debe romper ese aislamiento y abrirse a la sociedad, dejar las estructuras piramidales, para abrirse a estructuras mucho más participativas que fomenten la participación de la sociedad; en definitiva, recuperar la verdadera esencia de la política que es el servicio público.

Por eso, me gustaría animar a todo aquel que tiene ilusión por transformar la sociedad y por servir a sus conciudadanos a que lo haga, a que no se quede quieto, porque la inanición es el camino para que todo quede como está, pero el movimiento de las personas y su lucha, el no quedarse callado y dar en alto una idea, es la energía cinética que mueve el mundo y que enciende las bombillas del progreso, así que radiocierzer@s, ánimo a no desesperar y a luchar por un futuro mejor.

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Víctor Hernández. Subcomisión de Investigación.

2 respuestas a “La Politica de Base.

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  1. Víctor, tu reflexión es muy interesante, y la suscribo totalmente.
    Durante mis años de participación política activa, yo era uno de los muchos que en el PSOE abogábamos precisamente por esa recurrente demanda de abrir el partido a la sociedad, y basar el funcionamiento del partido en el trabajo, en la aportación de cada uno.
    Recuerdo que en un congreso de Juventudes Socialistas de Navarra incluso llegué a proponer la desaparición de la Comisión Ejecutiva Regional y su sustitución por grupos de trabajo ad hoc que se formarían según las necesidades y que rendirían cuentas directamente ante el Comité Regional, máximo órgano entre congresos.
    La idea básica era que para salir en la foto lo que había que hacer es precisamente moverse, aportar, trabajar. No tenía sentido que lo que tenía que ser la vanguardia del socialismo se limitara a replicar las estructuras excesivamente jerarquizadas del partido, y más teniendo en cuenta el pequeño tamaño de las organizaciones en nuestra comunidad foral.
    Tras un periodo de reflexión de varios años fuera de la actividad política, me reafirmo en mi opinión de que realmente la vía más rápida y válida para cambiar la política es hacerlo desde dentro.
    Los partidos políticos están manejados por pocas personas, y esas personas no quieren militantes activos y críticos. Solo quieren personas que los jaleen en los mítines, que vayan por ahí pidiendo el voto y que griten «¡sí, señor! ¡bravo!» ante cualquier ocurrencia.
    Todo poder tiene que tener su contrapeso, y el contrapeso de los líderes debe ser la participación y la política de base crítica, no amordazada por una lluvia de argumentarios cortoplacistas que va de arriba a abajo.
    Por tanto, lo que hay que hacer es tomar los partidos. Que cada cual se afilie al partido con el que crea sintonizar mejor ideológicamente, y que desde dentro luche por el cambio del statu quo institucional y organizativo.
    El problema realmente es que la gente no participa en política, y es una pescadilla que se muerde la cola. La gente no participa porque la sensación es que los partidos apestan, y los partidos apestan porque al no participar la gente, se convierten en el coto privado de sus oligarquías cada vez más alejadas del resto de la sociedad.
    La solución más lógica es participar y ganar poder de decisión en los partidos.
    Según la Constitución Española, los partidos políticos son el principal instrumento para canalizar la participación política.
    A esa función principal de canalizar las voluntades políticas de los ciudadanos plasmándolas en proyectos de gestión de lo público, yo añadiría la función de seleccionar a las personas más capacitadas para realizar esa gestión.
    Está claro que en esto también están fallando los partidos, pero es consecuencia de la baja participación de la sociedad en ellos.
    Los políticos son de este mundo tanto como el resto de la sociedad. No son extraterrestres que han venido a gobernarnos, y sus incentivos para actuar de una u otra manera son los mismos incentivos que tienen muchas personas para actuar de una u otra manera en otros ámbitos (en sus trabajos, en los negocios, etc).
    Si da la impresión de que en la política hay más chorizos e incompetentes que en el resto de la sociedad (y honestamente, creo que habría que estudiar a la sociedad a fondo en este sentido antes de pensar que la sociedad está compuesta por un 99% de personas honestas y perfectas), es sencillamente porque muchas personas honestas no se sienten incentivadas a entrar en los partidos y disputar el poder a las oligarquías actuales.
    La corrupción es consustancial a toda comunidad de personas. Siempre va a haber alguien que se crea más listo y que va a desafiar las normas del bien común. No hay que desanimarse por ello. Lo que hay que hacer es combatirla con los instrumentos del estado de derecho y con la participación política, y si esto no es suficiente, habrá que cambiar, mejorar o refinar esos instrumentos. Sin embargo, la solución nunca puede ser alejarse de la política, porque eso es lo que los corruptos e incompetentes están deseando.
    Yo en política he conocido a personas de todo tipo, igual que en otros ámbitos de mi vida. He conocido a trepas (y algunos de ellos ahora tienen puestos de relevancia), he conocido a gente con la que se necesita tener un espejo retrovisor para ver cuándo se acercan a apuñalarte, pero también he conocido a muchas bellísimas personas que saben que siempre estaré a su lado dispuesto a ayudarlas en lo que sea necesario.
    La actividad política puede llegar a ser algo muy emotivo, e inevitablemente surgen fricciones, diferencias, etc. Aun así, es una de las actividades más nobles que puede realizar el ser humano, y a quien no lo sienta como una necesidad le diré que «si no te interesa la política, has de saber que a otros sí que les interesa y mucho; esa política, en todo caso, te afecta».
    Ahora más que nunca hace falta la política, ahora que parece que todo está predeterminado por la economía, por los bancos.
    Mucha gente no ha ido a votar a unas elecciones europeas, y mucha gente no se ha mirado nunca qué defienden los partidos en relación con el diseño institucional de la UE.
    Sin embargo, ahora la UE a través de sus instituciones (Parlamento, Comisión, Consejo, etc) decide en gran parte nuestros designios.
    No se puede mirar para otro lado como una gran mayoría de la población hizo mientras todo parecía ir bien, y descargar ahora la totalidad de la responsabilidad política en sus representantes. Cada acto político que se decide, desde el voto hasta presentarse a unas elecciones, cuenta, y cada vez debe contar más.

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